El secreto de la longevidad

El Kéfir es un producto bebible de leche fermentada. Se dice que la palabra Kefir, proviene de la palabra turca “Keif”, que significa “sentirse bien” o “buena cara”. Su origen se remonta muchos siglos atrás, cuando a los pastores de las montañas del Cáucaso acarreaban leche almacenándola en recipientes de cuero donde se fermentaba generando un yogurt agrio gaseoso.

Dicen que la longevidad de los habitantes de las montañas del Cáucaso es un misterio. Sin embargo desde hace miles de años hay algo que no falta en su dieta: El kéfir. Y es esa longevidad de los pueblos, que tradicionalmente lo consumen, lo que lo popularizó en Europa a principios del siglo XX.

Los habitantes del Cáucaso, creen que su poder de longevidad con vitalidad juvenil, se debe a ingerir, desde la juventud leche de yegua fermentada por kéfir, unos granitos blancos, blandos, formados por distintas levaduras y bacilos y que definido científicamente está compuesto por: “bulgaricus”, “sacharomices” , “kephir” y “leuconostoc Caucasiano”, esto es el hongo unicelular del género Torula.

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La base para obtener el kéfir, es la leche cruda de diversas procedencias, empleándose en el Cáucaso la de yegua, entre las de búfalo, oveja, cabra y vaca, sometida a la fermentación alcohólica acidular. En esta operación no solo se transforma el azúcar de la leche, si no también la albúmina y la caseína; se trata pues de una peptonización en cuyo se pierde cal y ácido fosfórico al propio tiempo que se produce una hidrólisis. Se forman además, diferentes sustancias, como ácido láctico y carbónico, mecánico y butírico y acético.

Situado ya en el Asia Menor y en la zona del Cáucaso, vemos como el producto adquiere distintos nombres. Así en Siberia los buriatas, los tunguses y tártaros lo llaman “aroki” y también “kummys”; pero en realidad viene a ser el mismo producto, obtenido por los granos de kéfir y que en definitiva es el único producto natural para obtener lo que en nuestro país conocemos por yogur, hoy elaborado con moderna maquinaria con leche de vaca y a veces muy refinado y hasta con gustos y sabores adicionales, para hacer más golosa su ingestión, pero que en nada benefician al buen nombre de un producto que debe tomarse en su estado más primitivo, teniendo como precedente las asombrosas muestras de larga vida de los hombres de las estepas caucasianas.

Elie Metchnikoff del Instituto Pasteur, ganador del premio Nobel en Biología, fue el primero en sugerir en 1908, que los Lactobacillus, podrían contrarrestar los efectos de la putrefacción en el metabolismo gastrointestinal. Él atribuyó la longevidad y saludable vida de la población de las montañas del Cáucaso al consumo de esta leche fermentada; el Kéfir.

En los tiempos actuales, hay un gran interés e investigación en los probióticos y la salud; de las propiedades saludables de las leches fermentadas como el kéfir.

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Circulan varias historias del origen de estos gránulos que igual se les toma como algas u hongos. La historia mas comúnmente conocida de estos gránulos es que fueron traídos del Tibet por la Madre Teresa 

 Los orígenes de estos gránulos se debate entre la posibilidad de que son derivados de los kéfir de leche y se adaptaron al nuevo medio, otros escritores exponen sus orígenes en México. Bajo el nombre de Tibi, los gránulos originales viven en las nopaleras de Opuntia ssp alimentándose de las excreciones azucaradas (frutos) de estas cactáceas.

Se cuenta que los habitantes de las tierras del Cáucaso conocen muy bien los efectos del Kéfir. Y ya desde pequeños los niños beben el Kéfir, llegando a una edad avanzada muchos hasta los 110 años. También se dice que es uno de los pocos lugares del planeta donde sus habitantes llegan a la longevidad en plena salud.

Los Mulsumanes de la zona del Cáucaso, creían que el Kéfir o como también se le llamaba “Los granos del Profeta Mahoma”, perdían todas sus virtudes si lo utilizaban gentes de diferentes religiones, incluso las crónicas hablan de que se castigaba con su muerte a quien revelase el secreto de la bebida a otras tribus o extranjeros, ya que era considerado un regalo (maná) directo de Alá.

Esta prodigiosa bebida está ahora al alcance de todos, en Genesis Colombia se encuentra el cultivo para realizar Kefir casero de una manera práctica y con todos sus beneficios intactos.